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Historia de casos de empresas que fracasaron (y por qué)

Cuando invertimos en la bolsa es común dejarse llevar por la emoción del momento: un producto nuevo que revoluciona el mercado, titulares en los medios, o un “consejo” que suena demasiado bueno para ignorarlo. Sin embargo, la historia está llena de ejemplos de compañías que parecían joyas de inversión y que, con el tiempo, se convirtieron en una gran lección de riesgo.


En este artículo repasamos algunos de los casos más emblemáticos, explicamos qué señales de alerta se pasaron por alto y qué podemos aprender para tomar mejores decisiones en el futuro.


Veamos algunos de los mas emblematicos casos de empresas que fracasaron


1. Cuando la innovación se vuelve humo: Theranos

Theranos logo

A mediados de la década de 2010, Theranos prometía una revolución en el mundo de la salud. Su fundadora, Elizabeth Holmes, aseguraba que su tecnología podía hacer análisis de sangre completos usando solo una gota. Inversores privados de renombre y grandes figuras de la política se sumaron a la euforia.


Lo que salió mal

Los estudios clínicos nunca demostraron que la tecnología funcionara. La empresa evitó auditorías independientes y presentó datos poco claros a los inversionistas. En 2015, investigaciones periodísticas destaparon que los análisis se hacían con métodos tradicionales y que las máquinas de Theranos no eran confiables.


La lección

La promesa de “tecnología revolucionaria” puede nublar el juicio. Antes de invertir en una empresa con una propuesta disruptiva, hay que verificar si existen pruebas independientes, patentes sólidas y validación científica. El “demasiado bueno para ser verdad” suele ser un gran aviso.


2. El gigante que se quedó sin energía: Enron

Enron logo

Enron fue una de las compañías energéticas más admiradas en los 90. Su crecimiento parecía imparable y sus ejecutivos eran celebridades de Wall Street. Invertir en Enron se consideraba casi una apuesta segura.


Lo que salió mal

La empresa utilizaba complejas estructuras contables para ocultar deudas multimillonarias. Cuando los auditores y el mercado descubrieron el engaño, las acciones, que cotizaban en torno a 90 USD, cayeron a menos de 1 USD en cuestión de meses. Miles de empleados perdieron su trabajo y sus ahorros de jubilación.


La lección

Los estados financieros pueden ser maquillados. Es importante revisar no solo los resultados trimestrales, sino también la calidad de las auditorías, las notas a los estados contables y la transparencia de la gestión. Si una empresa es opaca con su información, es una señal de riesgo.


3. El espejismo de las “puntocom”: Pets.com

pets.com logo

A finales de los 90, el boom de internet atrajo a miles de inversionistas a cualquier negocio que incluyera “.com” en su nombre. Pets.com, una tienda online de productos para mascotas, capturó la imaginación del público con su simpática mascota en los anuncios del Super Bowl.


Lo que salió mal

El modelo de negocio no era rentable: los gastos de envío y marketing superaban con creces los ingresos. En menos de un año, la acción que salió a bolsa a 11 USD terminó valiendo centavos. El colapso se convirtió en símbolo de la burbuja puntocom.


La lección

La popularidad mediática no es sinónimo de rentabilidad. Antes de invertir, hay que revisar si la empresa tiene un camino realista hacia la ganancia y si sus costos de adquisición de clientes son sostenibles.


4. El caso local que sorprendió a México: Oceanografía

Oceanografia logo

En 2014, la empresa de servicios petroleros Oceanografía era considerada un socio importante de Pemex. Tenía contratos millonarios y una imagen de empresa en pleno auge.


Lo que salió mal

Se descubrió que había falsificado contratos para obtener financiamiento de Banamex. Cuando salió a la luz, el escándalo golpeó no solo a la compañía sino también a las instituciones financieras involucradas. Oceanografía entró en quiebra.


La lección

Incluso compañías con grandes clientes o respaldo gubernamental pueden caer si la gestión es poco ética. Es vital observar no solo las cifras, sino también la reputación de sus directivos y la transparencia en sus procesos.


5. El gigante de la fotografía que no supo reinventarse: Kodak

Kodak logo

Durante décadas, Kodak dominó el mercado de la fotografía. Sin embargo, cuando llegó la fotografía digital, la empresa tardó demasiado en adaptarse.


Lo que salió mal

A pesar de haber desarrollado tecnología digital en sus laboratorios, la compañía no apostó a tiempo por ella, temiendo canibalizar su negocio de rollos fotográficos. Cuando quiso reaccionar, competidores más ágiles se habían quedado con el mercado.


La lección

Incluso las marcas icónicas pueden perder relevancia si no innovan. Para los inversionistas, esto demuestra la importancia de evaluar la capacidad de una empresa para adaptarse a cambios tecnológicos y de consumo.


6. El espejismo de las biotecnológicas: Valeant Pharmaceuticals

Valeant pharmaceuticals logo

Valeant (hoy Bausch Health) fue, durante años, la “estrella” de Wall Street. Su estrategia de comprar pequeñas farmacéuticas y subir los precios de medicamentos disparó su acción de 14 USD a más de 250 USD.


Lo que salió mal

La presión regulatoria, acusaciones de prácticas abusivas y una estructura de deuda enorme derrumbaron el valor de la compañía. En menos de un año, la acción perdió más del 90 % de su valor.


La lección

Un crecimiento explosivo basado en aumentos de precios o en deuda puede ser insostenible. Conviene analizar si las ganancias de una empresa provienen de ventajas competitivas duraderas o de prácticas difíciles de sostener.


7. WeWork y el encanto de los “unicornios”

wework logo

Cuando WeWork anunció su salida a bolsa en 2019, su valoración rondaba los 47 000 millones de dólares. Su modelo de espacios de coworking parecía la nueva frontera de las oficinas.


Lo que salió mal

Los inversionistas descubrieron que la compañía tenía enormes pérdidas y una estructura de gobierno corporativo débil. La salida a bolsa se canceló y, años después, su valor cayó a una fracción mínima.


La lección

Las startups con gran marketing pueden ocultar problemas de rentabilidad y control. Antes de invertir, hay que mirar la calidad de la administración y la claridad de su modelo de negocio.


Patrones que se repiten


Aunque estos casos pertenecen a industrias y épocas distintas, comparten rasgos que se pueden identificar:


  • Crecimiento demasiado rápido sin un modelo de negocio sólido.

  • Opacidad en la información, con datos difíciles de verificar o estructuras contables complicadas.

  • Dependencia excesiva de moda o “hype”, donde la narrativa pesa más que los números.

  • Gobierno corporativo débil, sin controles adecuados ni transparencia.

  • Desconexión con la realidad del mercado, como costos imposibles de sostener o resistencia a la innovación.


Reconocer estos patrones no significa huir de toda oportunidad de crecimiento, sino invertir con un sano escepticismo.


Cómo protegerte como inversionista


  1. Lee más allá de los titulares. No te quedes solo con las noticias o con lo que se comenta en redes.

  2. Revisa la calidad de las auditorías y quién firma los estados financieros.

  3. Compara los números clave (márgenes, flujo de caja, deuda) con empresas del mismo sector.

  4. Observa la trayectoria de los directivos. Su historial de decisiones dice mucho.

  5. Sé paciente. Si una oportunidad parece urgente y todos corren detrás, vale la pena detenerse y analizar.


Conclusión


El mercado siempre tendrá historias de “la próxima gran cosa”. Algunas realmente lo son, pero otras terminan siendo solo "casos de empresas que fracasaron estrepitosamente" y que terminan siendo parte de recordatorios costosos sobre por qué la cautela es una virtud en la inversión. Analizar casos como Theranos, Enron, Pets.com, Oceanografía, Kodak, Valeant y WeWork nos recuerda que, detrás de cada gráfico de crecimiento espectacular, debe existir un negocio sostenible, con transparencia y capacidad de adaptarse.


La próxima vez que escuches que “esta acción es una apuesta segura”, recuerda estas lecciones. A veces, la mejor decisión de inversión no es lanzarse… sino esperar a que la emoción baje y los fundamentos hablen.

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